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MICROCUENTOS

"Sentado a la luz de las velas, escribiendo una crónica de su persona, lo escuché: Uno, dos, tres toques; lo ignoré, seguí escribiendo hasta que volvió a sonar: Uno, dos, tres; estando ya estresado, gira el tambor, la cuerda se estira, yo respiro: Uno, dos, tres; no se vuelven a escuchar lo2s toques y así acaba mi crónica.

"Se desató mi cordón, me agaché a atarlo, algo rugió ¿Qué demonios podría ser?

"Mi cabeza dolía, me agaché en el lavado a mojar mi rostro, al levantarme me encontré en el espero con él, se movía, yo no."

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